La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes, no toquéis, si queréis vida;
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas, que a la Aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno;
manzanas son de Tántalo, y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.
1. LOCALIZACIÓN
1.1. EL AUTOR
(11 de julio de 1561 –23 de mayo de 1627) Nació en Córdoba en el seno de una ilustre familia y estudió en la Universidad de Salamanca. Recibió órdenes religiosas y en su juventud ya era bastante famoso puesto que Cervantes ya habla de él cuando Góngora sólo tiene 24 años. Obtuvo un cargo eclesiástico de poca importancia pero que le permitió viajar por España con frecuencia y frecuentar la Corte en Madrid. Se establece en esta ciudad y consigue que Felipe III le nombre su capellán. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni la religión ni el amor, pese a algunas aventuras juveniles, ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía. Parece que le domina un solo sentimiento, el de la belleza, pues el amor y la naturaleza, asuntos de los que trató con perfecto dominio, más que sentimientos en él aparecen como pretextos para la creación poética. Al final de su vida, agobiado por la deudas, se traslada a Córdoba, donde muere. Góngora tuvo en vida defensores apasionados y críticos implacables. El carácter mismo de su poesía haría que esta división de opiniones continuara después de su muerte y llegara aún a nuestros días. Los dos enemigos de más valer que tuvo Góngora fueron Quevedo y Lope de Vega, aunque contó con famosos partidarios como el conde de Villamediana o los humanistas Pedro de Valencia y fray Hortensio de Paravicino. El motivo de esta división radical de posturas reside en el carácter innovador de la poesía de Góngora, cabeza del estilo literario conocido por culteranismo, un término que poseyó en su origen carácter burlesco, formado a partir de la palabra culto y que, de hecho, supone la fase final de la evolución de la poesía renacentista española, instaurada por Garcilaso de la Vega. Sin embargo, a pesar de su gran ornamentación verbal, y de la utilización de palabras comunes en una acepción latina, la crítica considera que el culteranismo es una manifestación peculiar del conceptismo —la escuela literaria que supuestamente se le oponía—. En realidad, y desde el punto de vista de la ideación, Góngora piensa mediante conceptos, aunque su escritura, realizada con recursos lingüísticos como los mencionados, y en ocasiones una difícil erudición, logra grados de elevación lírica y de complicación, a veces casi inalcanzables.
1.2. LA OBRA
Hasta hace poco la historia literaria separaba la obra poética de Góngora en dos mitades claramente diferenciadas. Por un lado, las letrillas de inspiración popular y los romances: moriscos, amorosos, pastoriles y caballerescos. De otro, su obra cultista iniciada en 1610 con la Oda a la toma de Larache, y continuada con el incremento constante de la oscuridad estilística en la fábula de Polifemo y Galatea (1613), las Soledades (1613) y el Panegírico al duque de Lerma (1617). Equidistante entre ambos aspectos, se podrían situar sus numerosos sonetos y canciones de estilo clásico, en los que no se advierte tanto el cultismo. Para el Góngora de la primera manera, la crítica, desde la de sus coetáneos, sólo tuvo elogios. Incluso en los momentos de mayor antigongorismo nadie puso en duda la belleza de letrillas como Las flores del romero, Lloraba la niña, No son todo ruiseñores ni de los romances: En los pinares del rey, Amarrado al duro banco, Servía en Orán al rey, entre otros. Otra vena poética que domina en Góngora es la burlesca, como demuestran Ande yo caliente, Ahora que estoy despacio o Murmuraban los rocines. Para algunos es el autor de los más bellos sonetos que se han compuesto en lengua castellana.
La obra se encontraría en la segunda época literaria de Góngora.
Pertenece al género lírico, por estar escrito en verso, y por expresar en él sentimientos y emociones.
La obra trata básicamente de la visión negativa que tiene Góngora sobre el amor y las consecuencias que puede tener enamorarse, advirtiendo a la vez a los amantes para que sean precavidos.
1.3. CRONOLOGÍA
La obra es fruto de la segunda etapa poética de Luis de Góngora. Época conocida como el Siglo de Oro, durante el siglo XVII, con influencia del Barroco. Para el hombre en el Barroco, la vida se convierte en pesimismo y desengaño; el hombre ve el mundo como un conjunto de falsas ilusiones que acaba con la muerte. También tuvo mucha influencia la situación política, España, se hunde. Góngora refleja sus propias visiones pesimistas. Claramente, podemos apreciar que el soneto muestra una visión pesimista y negativa del amor, lo que es común en su estilo, el Barroco, con continuas intervenciones mitológicas.
A finales del siglo XVI ya se observaban en el Imperio español síntomas de una crisis que se consumó durante el siglo XVII.
El barroco es el movimiento cultural que responde a la decadencia política, social, económica y militar que se apoderó de España en el siglo XVII.
Tras los reinados de Carlos I y Felipe II se sucedieron los de Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Por incapacidad o debilidad de carácter, estos monarcas dejaron el poder en manos de validos como el duque de Lerma o en conde-duque de Olivares, que ejercieron gran influencia política, con el consiguiente deterioro de la autoridad real.
A la crisis política hay que sumar también las pérdidas militares de la Guerra de los Treinta Años y las sublevaciones en Cataluña y Portugal. Todo ello, unido a la decadencia social y economía del Imperio, explica los rasgos de la cultura barroca.
2. ANÁLISIS DEL CONTENIDO
2.1. ARGUMENTO O RESUMEN
Góngora, en acuerdo con la época y su estilo, crea un soneto muy pesimista, cuyo tema principal es el amor, pero no un punto de vista feliz de él, sino todo lo contrario. Además, hace muchas comparaciones y advertencias, hacia los enamorados, para que sean precavidos con el amor. También aparecen temas mitológicos.
2.2. TEMA
Visión pesimista y negativa de lo que queda después del amor.
2.3. ESTRUCTURA DEL CONTENIDO
La primera estrofa es un cuarteto formado por cuatro versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y cuarto verso, y al segundo y al tercero respectivamente.
Describe la maravillosa boca de la amada, sus dientes, su aliento, que no debe envidiar el licor sagrado, que le sirve Gaminedes (el garzón de Ida) a Júpiter (el padre de los dioses) en el Olimpo.
La segunda estrofa también es un cuarteto formado por cuatro versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y cuarto verso, y al segundo y al tercero respectivamente.
Advierte a los amantes de que no toquen esos labios, si quieren vivir, porque entre ellos se encuentra el amor cargado de veneno, comparándolo con una serpiente que se encuentra entre las flores.
La tercera estrofa es un terceto formado por tres versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y tercer verso y el segundo queda suelto.
Que no nos engañen los labios, que al principio, de perlas y de un rico olor, se le cayeron de su propio seno.
La cuarta estrofa también es un terceto formado por tres versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y tercer verso y el segundo queda suelto.
No son labios, sino manzanas de Tántalo (personaje de la mitología griega, castigado por los dioses a no poder saciar la sed, a pesar de tener muy cerca el agua, y a no poder comer pese a tener a su alcance frutas en abundancia), que después huyen de lo que primero incitan o estimulan, y que al final del todo y de un maravilloso amor, queda el veneno.
2.4. PERSONAJES, TIEMPO, AMBIENTACIÓN Y PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR.
Hay dos personajes, Góngora, el que expresa su visión negativa del amor y el peligro que conlleva enamorarse. Y la amada, que la describe como una divinidad religiosa.
El tiempo de la obra no se sabe porque no lo indica, el tiempo externo es en el siglo XVII, pero no se sabe exactamente que año.
Tampoco se sabe el escenario concreto donde se desarrolla la acción, al ser pensamientos, hechos y descripciones, no tienen un lugar. Mientras que la ambientación anímica queda muy bien reflejada en el soneto, angustia, tristeza, inseguridad, incertidumbre, pero al mismo tiempo encontramos deseo.
El soneto esta escrito en tercera persona.
3. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN
3.1. EL ESTILO
Es un soneto conciso, directo y claro. Pero es muy florido, ya que hace alusión historias mitológicas y comparaciones.
Escribe de forma seria para referirse al tema que quiere tocar, porque según lo muestra es muy importante, y también da advertencias a los amantes de que no se enamoren.
La realidad se forja de forma estilizada, ya que se deja ver claramente su preocupación principal, pero mezcla el lado agradable y bueno con el desagradable y triste.
3.2. ANÁLISIS DE LA FORMA
- En el plano fónico encontramos la repetición de la letra s (aliteración) en el primer verso de la segunda estrofa. Después en el primer verso de la tercera estrofa encontramos un encabalgamiento. Su análisis métrico es;
11A, 11B, 11B, 11A
11A, 11B, 11B, 11A
11C, 11D, 11C
11D, 11C, 11D
- En el plano semántico encontramos en la primera estrofa, una hipérbole, al referirse que lo que dan los labios de la amada no tiene nada que envidiarle al licor sagrado de los dioses, es una exageración. En la segunda estrofa hay una metáfora en el tercer y cuarto verso, donde compara el veneno en la boca de la amada, como una serpiente escondida entre las flores. En la cuarta estrofa hay una dilogía
4. CONCLUSIÓN
Todo un reto, sin duda Góngora ha dejado aquí sus visiones más pesimistas y negativas del amor. No opino como el, pero sin duda ha sabido como plantear el tema que quería defender. Más bien pienso, que es la época en la que se encontraba lo que le hizo pensar de esa manera, porque actualmente no es común ese punto de vista. El pesimismo del Barroco es muy común en todas las composiciones literarias. Lo que más me ha gustado ha sido sin duda las numerosas intervenciones de la mitología que no conocía y que me han hecho aprender un poco más.
un humor entre perlas destilado,
y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes, no toquéis, si queréis vida;
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas, que a la Aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno;
manzanas son de Tántalo, y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.
1. LOCALIZACIÓN
1.1. EL AUTOR
(11 de julio de 1561 –23 de mayo de 1627) Nació en Córdoba en el seno de una ilustre familia y estudió en la Universidad de Salamanca. Recibió órdenes religiosas y en su juventud ya era bastante famoso puesto que Cervantes ya habla de él cuando Góngora sólo tiene 24 años. Obtuvo un cargo eclesiástico de poca importancia pero que le permitió viajar por España con frecuencia y frecuentar la Corte en Madrid. Se establece en esta ciudad y consigue que Felipe III le nombre su capellán. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni la religión ni el amor, pese a algunas aventuras juveniles, ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía. Parece que le domina un solo sentimiento, el de la belleza, pues el amor y la naturaleza, asuntos de los que trató con perfecto dominio, más que sentimientos en él aparecen como pretextos para la creación poética. Al final de su vida, agobiado por la deudas, se traslada a Córdoba, donde muere. Góngora tuvo en vida defensores apasionados y críticos implacables. El carácter mismo de su poesía haría que esta división de opiniones continuara después de su muerte y llegara aún a nuestros días. Los dos enemigos de más valer que tuvo Góngora fueron Quevedo y Lope de Vega, aunque contó con famosos partidarios como el conde de Villamediana o los humanistas Pedro de Valencia y fray Hortensio de Paravicino. El motivo de esta división radical de posturas reside en el carácter innovador de la poesía de Góngora, cabeza del estilo literario conocido por culteranismo, un término que poseyó en su origen carácter burlesco, formado a partir de la palabra culto y que, de hecho, supone la fase final de la evolución de la poesía renacentista española, instaurada por Garcilaso de la Vega. Sin embargo, a pesar de su gran ornamentación verbal, y de la utilización de palabras comunes en una acepción latina, la crítica considera que el culteranismo es una manifestación peculiar del conceptismo —la escuela literaria que supuestamente se le oponía—. En realidad, y desde el punto de vista de la ideación, Góngora piensa mediante conceptos, aunque su escritura, realizada con recursos lingüísticos como los mencionados, y en ocasiones una difícil erudición, logra grados de elevación lírica y de complicación, a veces casi inalcanzables.
1.2. LA OBRA
Hasta hace poco la historia literaria separaba la obra poética de Góngora en dos mitades claramente diferenciadas. Por un lado, las letrillas de inspiración popular y los romances: moriscos, amorosos, pastoriles y caballerescos. De otro, su obra cultista iniciada en 1610 con la Oda a la toma de Larache, y continuada con el incremento constante de la oscuridad estilística en la fábula de Polifemo y Galatea (1613), las Soledades (1613) y el Panegírico al duque de Lerma (1617). Equidistante entre ambos aspectos, se podrían situar sus numerosos sonetos y canciones de estilo clásico, en los que no se advierte tanto el cultismo. Para el Góngora de la primera manera, la crítica, desde la de sus coetáneos, sólo tuvo elogios. Incluso en los momentos de mayor antigongorismo nadie puso en duda la belleza de letrillas como Las flores del romero, Lloraba la niña, No son todo ruiseñores ni de los romances: En los pinares del rey, Amarrado al duro banco, Servía en Orán al rey, entre otros. Otra vena poética que domina en Góngora es la burlesca, como demuestran Ande yo caliente, Ahora que estoy despacio o Murmuraban los rocines. Para algunos es el autor de los más bellos sonetos que se han compuesto en lengua castellana.
La obra se encontraría en la segunda época literaria de Góngora.
Pertenece al género lírico, por estar escrito en verso, y por expresar en él sentimientos y emociones.
La obra trata básicamente de la visión negativa que tiene Góngora sobre el amor y las consecuencias que puede tener enamorarse, advirtiendo a la vez a los amantes para que sean precavidos.
1.3. CRONOLOGÍA
La obra es fruto de la segunda etapa poética de Luis de Góngora. Época conocida como el Siglo de Oro, durante el siglo XVII, con influencia del Barroco. Para el hombre en el Barroco, la vida se convierte en pesimismo y desengaño; el hombre ve el mundo como un conjunto de falsas ilusiones que acaba con la muerte. También tuvo mucha influencia la situación política, España, se hunde. Góngora refleja sus propias visiones pesimistas. Claramente, podemos apreciar que el soneto muestra una visión pesimista y negativa del amor, lo que es común en su estilo, el Barroco, con continuas intervenciones mitológicas.
A finales del siglo XVI ya se observaban en el Imperio español síntomas de una crisis que se consumó durante el siglo XVII.
El barroco es el movimiento cultural que responde a la decadencia política, social, económica y militar que se apoderó de España en el siglo XVII.
Tras los reinados de Carlos I y Felipe II se sucedieron los de Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Por incapacidad o debilidad de carácter, estos monarcas dejaron el poder en manos de validos como el duque de Lerma o en conde-duque de Olivares, que ejercieron gran influencia política, con el consiguiente deterioro de la autoridad real.
A la crisis política hay que sumar también las pérdidas militares de la Guerra de los Treinta Años y las sublevaciones en Cataluña y Portugal. Todo ello, unido a la decadencia social y economía del Imperio, explica los rasgos de la cultura barroca.
2. ANÁLISIS DEL CONTENIDO
2.1. ARGUMENTO O RESUMEN
Góngora, en acuerdo con la época y su estilo, crea un soneto muy pesimista, cuyo tema principal es el amor, pero no un punto de vista feliz de él, sino todo lo contrario. Además, hace muchas comparaciones y advertencias, hacia los enamorados, para que sean precavidos con el amor. También aparecen temas mitológicos.
2.2. TEMA
Visión pesimista y negativa de lo que queda después del amor.
2.3. ESTRUCTURA DEL CONTENIDO
La primera estrofa es un cuarteto formado por cuatro versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y cuarto verso, y al segundo y al tercero respectivamente.
Describe la maravillosa boca de la amada, sus dientes, su aliento, que no debe envidiar el licor sagrado, que le sirve Gaminedes (el garzón de Ida) a Júpiter (el padre de los dioses) en el Olimpo.
La segunda estrofa también es un cuarteto formado por cuatro versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y cuarto verso, y al segundo y al tercero respectivamente.
Advierte a los amantes de que no toquen esos labios, si quieren vivir, porque entre ellos se encuentra el amor cargado de veneno, comparándolo con una serpiente que se encuentra entre las flores.
La tercera estrofa es un terceto formado por tres versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y tercer verso y el segundo queda suelto.
Que no nos engañen los labios, que al principio, de perlas y de un rico olor, se le cayeron de su propio seno.
La cuarta estrofa también es un terceto formado por tres versos de arte mayor, cuya rima consonante corresponde al primer y tercer verso y el segundo queda suelto.
No son labios, sino manzanas de Tántalo (personaje de la mitología griega, castigado por los dioses a no poder saciar la sed, a pesar de tener muy cerca el agua, y a no poder comer pese a tener a su alcance frutas en abundancia), que después huyen de lo que primero incitan o estimulan, y que al final del todo y de un maravilloso amor, queda el veneno.
2.4. PERSONAJES, TIEMPO, AMBIENTACIÓN Y PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR.
Hay dos personajes, Góngora, el que expresa su visión negativa del amor y el peligro que conlleva enamorarse. Y la amada, que la describe como una divinidad religiosa.
El tiempo de la obra no se sabe porque no lo indica, el tiempo externo es en el siglo XVII, pero no se sabe exactamente que año.
Tampoco se sabe el escenario concreto donde se desarrolla la acción, al ser pensamientos, hechos y descripciones, no tienen un lugar. Mientras que la ambientación anímica queda muy bien reflejada en el soneto, angustia, tristeza, inseguridad, incertidumbre, pero al mismo tiempo encontramos deseo.
El soneto esta escrito en tercera persona.
3. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN
3.1. EL ESTILO
Es un soneto conciso, directo y claro. Pero es muy florido, ya que hace alusión historias mitológicas y comparaciones.
Escribe de forma seria para referirse al tema que quiere tocar, porque según lo muestra es muy importante, y también da advertencias a los amantes de que no se enamoren.
La realidad se forja de forma estilizada, ya que se deja ver claramente su preocupación principal, pero mezcla el lado agradable y bueno con el desagradable y triste.
3.2. ANÁLISIS DE LA FORMA
- En el plano fónico encontramos la repetición de la letra s (aliteración) en el primer verso de la segunda estrofa. Después en el primer verso de la tercera estrofa encontramos un encabalgamiento. Su análisis métrico es;
11A, 11B, 11B, 11A
11A, 11B, 11B, 11A
11C, 11D, 11C
11D, 11C, 11D
- En el plano semántico encontramos en la primera estrofa, una hipérbole, al referirse que lo que dan los labios de la amada no tiene nada que envidiarle al licor sagrado de los dioses, es una exageración. En la segunda estrofa hay una metáfora en el tercer y cuarto verso, donde compara el veneno en la boca de la amada, como una serpiente escondida entre las flores. En la cuarta estrofa hay una dilogía
4. CONCLUSIÓN
Todo un reto, sin duda Góngora ha dejado aquí sus visiones más pesimistas y negativas del amor. No opino como el, pero sin duda ha sabido como plantear el tema que quería defender. Más bien pienso, que es la época en la que se encontraba lo que le hizo pensar de esa manera, porque actualmente no es común ese punto de vista. El pesimismo del Barroco es muy común en todas las composiciones literarias. Lo que más me ha gustado ha sido sin duda las numerosas intervenciones de la mitología que no conocía y que me han hecho aprender un poco más.