Por Kino Navarro
Las horas pasan lentamenteA todas esas mujeres que aspiran a ser como yo, simplemente personas.
como el desfile de un entierro
llorarás la hora en que lloras
que huirá también rápidamente
como pasan todas las horas.
Guillaume Apollinaire
En especial a @MuyLiberal @Piripere
Marca el reloj las 15:19. Aún sigue tumbada en la cama.
Triste y con mirada vengativa. Marca el reloj las 15:20.
Sigue tumbada y los segundos van a 45 revoluciones.
Podría ser feliz. Hubiera sido feliz.
15:24 sigue tumbada. Ahora son las 15:27.
Empiezan las lágrimas. Se observa debajo de las sábanas
y está desnuda, infinitamente despejada.
Medita por si viene emprender una taza de café subestimada.
Pero ya son las 15:30. Y esa mirada vengativa prende
el fuego dilatado de los ojos cansados.
15:45 ahora recuerda que él se fue. Fue feliz,
súbitamente feliz. En un rincón a las 15:53 los zapatos,
el sujetador indeciso y las bragas inagotables:
anoche fui feliz. No quiere levantarse, no puede
aunque sean las 15:57. El tabaco le queda lejos,
todo le hace cansarse. Quiere fumarse su alegría.
Pero a la izquierda divisa aquellos tacones.
16.10 la tristeza vuelve. Aquel segundo quemó sus piernas
entabladas. Esta vez no hay lágrimas. Lo intentó.
Ya son las 16:21 y no va a llorar, ese espíritu marchó.
Nadie está con ella. Se cansó de esperar.
Se levanta desvestida, despojada de aquella noche.
Y mira el reloj, son las 17:02, se le hizo tarde.
Ya son las 17:57. Él se fue, ella se quedó.