Por María del Valle
Terminaron las elecciones y con ellas una campaña, como es habitual, vacía de contenidos respecto a las políticas públicas que implementarán los candidatos en caso de ganar; es una realidad que la agenda de los políticos se basa en slogans de tipo comercial para atraer la atención de los votantes, con amplias sonrisas de vendedores de dentífrico y voces impostadas al mejor estilo de telenovelas del siglo pasado.
Pero faltan las ideas, los conceptos, los programas de políticas públicas a implementar: los partidos ganan o pierden en tanto su política comunicacional y comercial logre capturar las emociones de un votante que espera ser redimido por una clase dirigente que se apropia de su voto emocional el cual no exigirá otra cosa que no sienta defraudadas sus expectativas.
Es innegable que desde la derrota del kirchnerismo en las elecciones presidenciales del 2015 se respira otro aire en Argentina; por primera vez en muchas décadas la Justicia está actuando como era impensado hace un par de años atrás y los grupos violentos y desestabilizadores que propugnan la violencia y la subversión por medio del caos, cuentan cada vez con menos adeptos. Sin embargo generan mucho ruido y destrozos porque operan con la complicidad de organismos internacionales –como en el caso de Maldonado- siempre dispuestos a propagar mentiras y desestabilizar gobiernos que no son de su agrado o de las propias autoridades que por el temor a reprimir aún invocando la ley los dejan (des)hacer para, hipotéticamente, evitar males mayores.
La ciudadanía demostró un gran apoyo al gobierno actual pero es evidente que –y luego de la experiencia tiránica y autoritaria del kirchnerismo- está dispuesta a convertirse en juez de sus acciones; le ha firmado un cheque pero no es blanco.
El otro mensaje es también para la Justicia que desde hace décadas pero, particularmente, los 12 años del kirchnerismo, ha actuado de manera cómplice con el delito y la corrupción. Han empezado a caer grandes personajes delictivos del sindicalismo y funcionarios públicos y, en los próximos días se esperan importantes definiciones respecto a los involucrados en el “memorándum de entendimiento con Irán”, entre otras causas que serían muy largas de enumerar.
En estas elecciones hubo un alto porcentaje de votantes que más que al macrismo votaron un llamado de atención al Poder Judicial para que siga el camino iniciado; la ciudadanía exige Justicia porque sabe que sólo con Justicia se puede empezar a sanear un sistema en el que la decadencia y el atraso son sus características más notables.
El ciudadano medio busca Justicia porque sabe que sólo la Justicia y el cumplimiento de la ley son los elementos institucionales propios de las sociedades civilizadas.