La digitalización estalinista

Por Antonio Costa Gómez


Stalin colectivizó a la fuerza la URSS por encima de todo. Sin tener en cuenta para nada lo que quisiera, deseara, pensara, cada persona. Había que actuar a lo grande, sobre grandes masas (que se convertían en masas a la fuerza), ya que tenías el poder absoluto.

Y murieron millones de campesinos. Una minucia al lado de los grandes designios del Diseñador de mundos Padre Stalin, que no tenía que descender a esos niveles.

Y ahora con la digitalización los poderes actuales hacen lo mismo. Hay que digitalizarse absolutamente, de grado o por fuerza. Los papanatas lo harán de grado, porque todo lo nuevo es lo mejor, ya sea el fascismo o la deshumanización o el comer mierda.

Los demás lo harán a la fuerza, serán aplastados por el rodillo, pasarán por el aro o desaparecerán. Y que se jodan, porque los grandes poderes piensan a lo grande, como Hegel, y no piensan en menudencias.

Si hay que cortar millones de árboles se cortan para nivelar un paisaje, si hay que digitalizarlo todo, y meterlo en ordenadores abstractos, y enfrentar a todo el mundo con códigos fríos y abstractos se hace.

Y tanto el gobierno como las grandes empresas eliminan miles de tiendas, despiden a miles de personas, despiden todo trato humano, y enfrentan a millones de personas únicas con ordenadores algorítmicos y helados. Donde toda personalidad desaparece en lo masivo, el algoritmo y las preguntas frecuentes.

Te quitan el suelo en el que pisas, te quitan la cara que te escucha, y te dejan desolado delante de una máquina tan mecánica que no comprende nada de verdad.

Escamotean el mundo, te roban el mundo, y te dan programas de internet. Te niegan todo rostro humano y te ponen delante de máquinas.

Te secuestran el mundo de carne y hueso (oh Unamuno, ¿dónde estás?) y te ponen delante sus códigos despiadados.

Te imponen sus decretos y te dicen que te salvan. Ellos saben más que tú, son los misioneros que lo saben todo. Y tú tienes que callar y dejar que te salven.

Te joden la vida y te dicen que te facilitan las cosas. En lugar de atenderte una persona te ponen delante de máquinas cuyo funcionamiento es errático y en todo caso frío y aburrido. Te ponen delante de un muro de metal en lugar de una cara. Y te dicen que es por tu bien.

Tenía razón Pérez Reverte en un artículo contra los banqueros que obligaban a personas a esperar bajo la nieve (de cualquier edad, qué coño importa eso) porque ellos no querían atenderlos. Y les volvían complicadísimo y árido y aburrido cobrar su pensión, su sueldo, lo que fuera. Tenía razón Reverte: Hijos de la gran puta, hijos de la grandísima puta.

Te dicen que es para mejorar y quien mejora con eso. Mejoran los fabricantes que se hacen millonarios con eso. Pero tú te mueves en un mundo cada vez más frío y desolado. Y dicen que eso es un progreso.

Y sobre todo que te lo imponen a la fuerza. A un tipo lo mandaron a Siberia en la época de Stalin porque un cartel decía: “Desde que llegó Stalin todo es mejor”, y el tipo dijo: “Para Stalin”. Y ahora si cuestionas esta “salvación” te mandan a otra Siberia.

¿Qué te ha parecido?

Artículo anterior Artículo siguiente


__________


¿Te gustan los contenidos de LETRA LIBRE? Forma parte y aporta lo que quieras.


¡GRACIAS!